Dibujos a lápiz 2025
La imagen ha sido una constante interrogación en la práctica de Esteban Peña: su construcción técnica, sus modos de circulación y reproducción, su relación con la memoria individual y colectiva. A través de operaciones como la adición, la sustracción o la repetición de un elemento —ya sea pintura, ceniza, sal, tinta o borrador— el artista disecciona y reconfigura las condiciones materiales y simbólicas que definen la imagen y, con ello, desestabiliza nuestros marcos de percepción visual. En proyectos anteriores, Peña ha explorado la manipulación de archivos fotográficos o la reapropiación de imágenes mediáticas para indagar en su estatus testimonial o su desgaste temporal. En esta ocasión, el artista vuelve su mirada hacia el dibujo, desde una perspectiva objetual, para reflexionar sobre la forma, la repetición y la abstracción.
Para su más reciente exposición individual, Peña utiliza como unidad mínima de construcción el lápiz, objeto que trasciende aquí su función instrumental para convertirse en módulo, línea y volumen. Las piezas presentadas están compuestas por series de lápices dispuestos según patrones geométricos que revelan composiciones isométricas y concéntricas. La elección del lápiz Noris de Staedtler, con sus características bandas negras y amarillas, introduce un componente visual preexistente que guía la composición. A través del acto de tajar, el artista incorpora variables de desgaste, interrupción y diferencia, intercalando lápices nuevos con otros al borde de la desaparición. El resultado es un conjunto de dibujos-objetos en los que la forma emerge de la acumulación y repetición, pero también de la erosión y el desgaste.
Estas construcciones resuenan con una genealogía visual profundamente latinoamericana. La síntesis geométrica de las obras recuerda los planteamientos del modernismo abstracto de artistas como Eduardo Ramírez Villamizar y Omar Rayo, cuyas obras se vuelcan hacia una economía de la forma y el color. A su vez, la serialidad modular y la exploración perceptual de Peña evocan al arte óptico y cinético del siglo XX, como el de Carlos Cruz-Diez o Jesús Rafael Soto. Algunas composiciones radiales, por su parte, establecen conexiones visuales con figuras precolombinas, como las narigueras, objetos rituales que condensan abstracción, portabilidad y poder simbólico.
En Dibujos a lápiz, Peña propone una reflexión sobre los límites del dibujo, entendido no como representación sino como construcción material y espacial. Esta serie reafirma el interés del artista por pensar la imagen desde sus fundamentos más elementales, como lo es en este caso la línea.
Texto de Sala por Laura Archila, Galería Nueveochenta
Esta exposición contó con la colaboración de Staedtler y Kores Colombia.







